La Selección Mexicana de fútbol tiene un compromiso decisivo el próximo 15 de noviembre cuando enfrente a su similar de Honduras en los cuartos de final de la Liga de Naciones de la Concacaf. Este primer partido de ida se jugará en San Pedro Sula, una sede bien conocida por su ambiente hostil y desafiante para los equipos visitantes, particularmente para el Tricolor, que en varias ocasiones ha enfrentado dificultades en esa plaza.

El técnico mexicano, Javier Aguirre, ha anticipado el reto que representa jugar en territorio hondureño, donde la afición local es conocida por su fervor y por emplear tácticas para desconcentrar a los rivales, como la famosa "serenata" que suelen llevar a cabo la noche previa al partido en el hotel de concentración del equipo visitante. Con su vasta experiencia en escenarios complicados, Aguirre ha comenzado a trabajar en un plan para que sus jugadores estén enfocados y eviten cualquier tipo de distracción.

La preparación para este encuentro ha incluido medidas de seguridad adicionales y un enfoque especial en la mentalidad del equipo, con el fin de asegurar que la escuadra mexicana no se vea afectada por el entorno. Aguirre es consciente de que el juego en San Pedro Sula es clave, ya que el resultado en este partido de ida será determinante para enfrentar el juego de vuelta en casa con mayores probabilidades de avanzar a la siguiente fase.