En medio de la intensa discusión sobre la reforma judicial, la senadora Carolina Viggiano, se ha convertido en el centro de atención no solo por su postura en el debate, sino por el cinismo que ha demostrado al acusar de nepotismo a su compañero Saúl Monreal.

Durante su intervención, Viggiano olvidó convenientemente que ella misma ha sido acusada de prácticas similares al haber colocado a su hijo como diputado federal y a su hermano como presidente municipal entre otros muchos parientes.

Este doble discurso ha generado reacciones que señalan la hipocresía que encierra su crítica. La senadora parece olvidar que su propio árbol genealógico está muy entrelazado con la política local, lo que deja en entredicho su credibilidad en este debate.