Con la llegada de la temporada navideña, los habitantes de Tulancingo mantienen viva la tradición de las posadas, un evento que reúne a familias y vecinos en un ambiente lleno de alegría y unión.

Para muchos, como Teodora Cruz, estas festividades son especialmente significativas para los niños, quienes disfrutan al máximo actividades como romper piñatas, degustar antojitos y recibir los tradicionales aguinaldos repletos de dulces. “La posada es lo más esperado por los pequeños; ellos disfrutan cada momento”, comentó.

Además, la colaboración vecinal es clave para el éxito de estos eventos. Cada familia contribuye con algún platillo para compartir, enriqueciendo la experiencia con una variedad de delicias que van desde tacos dorados, enchiladas y tamales, hasta ensaladas de betabel y el cálido ponche que no puede faltar en estas noches festivas.

Las posadas no solo representan una tradición cultural, sino también un espacio para reforzar los lazos comunitarios y transmitir a las nuevas generaciones el valor de compartir y celebrar juntos.

Con la suma de factores, las familias podrían gastar en tre 6 mil y 7 mil pesos en las posadas familiares.