El exsecretario de Seguridad Pública de México, Genaro García Luna, fue condenado este miércoles a más de 38 años de prisión en Estados Unidos por sus vínculos con el narcotráfico. La sentencia fue dictada por el juez Brian Cogan en la Corte del Distrito Este de Brooklyn, Nueva York, casi dos años después de que un jurado lo declarara culpable de colaborar con el Cártel de Sinaloa mientras ocupaba altos cargos en el gobierno mexicano.

Con esta condena, García Luna se convierte en el primer secretario de Estado de México en ser sentenciado en Estados Unidos por su participación en actividades de narcotráfico. Previamente, solo exgobernadores como Mario Villanueva y Tomás Yarrington habían sido procesados por delitos similares en ese país.

El proceso judicial contra García Luna atrajo la atención internacional debido a la posición de poder que el exfuncionario ocupaba en México, donde era conocido como el “súper policía” por su supuesta lucha contra los cárteles de la droga. Sin embargo, las investigaciones y testimonios revelaron que, mientras encabezaba la lucha contra el narcotráfico, García Luna mantenía estrechos lazos con el Cártel de Sinaloa, liderado por Joaquín "El Chapo" Guzmán.

La sentencia del juez Cogan, conocido por su dureza en casos de crimen organizado, fue vista como un reflejo del discurso del fiscal Breon Peace, quien destacó la traición de García Luna hacia su país: "García Luna, quien una vez estuvo en el pináculo de las fuerzas del orden en México, ahora vivirá el resto de sus días, habiendo sido revelado como un traidor a su país y a los miembros honestos de las fuerzas del orden que arriesgaron sus vidas para desmantelar los cárteles de la droga", señaló Peace tras la decisión del jurado que lo declaró culpable en 2022.

La condena de García Luna ha generado un amplio debate en México, donde muchos analistas y políticos consideran que este caso es una prueba del nivel de infiltración que el narcotráfico ha alcanzado en las más altas esferas del poder. Durante el sexenio de Felipe Calderón, García Luna fue uno de los principales arquitectos de la estrategia de seguridad, que incluyó el uso de las fuerzas armadas para combatir a los cárteles de la droga.

Sin embargo, su condena pone en entredicho los resultados y la efectividad de dicha estrategia, al revelarse que el propio encargado de combatir al crimen organizado estaba involucrado en sus redes. Además, reaviva las críticas hacia la administración de Calderón, a quien algunos sectores responsabilizan de haber permitido la corrupción en sus niveles más altos.