La restricción horaria de venta de alcohol en Pachuca: ¿Solución o Provocación? - Voces Juveniles . Dulce Castillo
Dulce Castillo
26/06/2024 - 04:43 pm
La Opinión Altiplano
Sabemos que abrir un bar en Pachuca es como titularse de alguna carrera universitaria. Después de haber otorgado permisos a decenas de bares como si fueran despensas, el alcalde saliente Sergio Baños decidió ponerle jugo a sus últimos meses de administración con la reducción en el horario de venta de alcohol en bares y cantinas de la ciudad, incitando también a otros municipios a seguir su ejemplo.
En mi opinión y en la de muchos jóvenes, el problema del alcoholismo no es de ahora, sino de años atrás. Y con esto, simplemente generará el efecto contrario: lo prohibido es más atractivo. Los jóvenes buscarán maneras alternativas de consumir alcohol y otras drogas, lo cual podría incrementar los problemas, como ya se ha visto recientemente con muertes en fiestas en casas.
Después de días de discusión, regidores, alcalde y dirigentes de asociaciones y cámaras empresariales no llegan a ningún acuerdo. Mientras se echan la bolita entre propuestas y hasta ofrecer 10 mil pesos mensuales al DIF para personas con más necesidades, empresarios y restauranteros se suben al ring del alcalde para ver quién gana el juego.
Y ni hablar de las grandes cadenas como tiendas de autoservicio, pues estas seguramente se aprovecharán y hasta promociones habrá para la venta de alcohol al por mayor.
Si tan solo el ayuntamiento implementará más esparcimientos para jóvenes, conciertos, actividades gratuitas, recreativas, culturales, o incluso los mismos dueños de bares promovieran espacios de diversión segura, todo cambiaría. Pues en cada bar que entras existen más menores de edad que baches en Pachuca. Bueno, no tanto, pero sí hay que hacer conciencia de que el alcohol y las drogas no solo están en los bares. Si se implementaran operativos en colonias y escuelas, se descubriría que hay más alcoholismo y drogadicción que en los mismos antros de mala muerte.
Pero, en fin, como diría el Buki, "¿a dónde vamos a parar?" con el toque de queda en el alcohol, volviendo primitivos a los jóvenes e incitándolos a tomar desde otras trincheras.
La solución no está en restringir, sino en educar y ofrecer alternativas. La juventud necesita espacios seguros y actividades que les permitan divertirse sin recurrir al consumo de sustancias. Necesitamos un enfoque más integral que incluya campañas de concientización, programas de recreación y operativos en zonas vulnerables. Solo así podremos abordar el problema de raíz y no simplemente ocultarlo bajo una alfombra de restricciones.
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